19 abril, 2024

Nos cuenta Ticio Escobar, fundador y director del Museo de Arte Indígena del Centro de Artes Visuales-Museo del Barro de Asunción en Paraguay.

«En una oportunidad, me acuerdo que vino un indígena que estaba con una pulmonía muy fuerte y en ese asentamiento no tenían acceso a la medicina chamánica, porque era un grupo que estaba separado. Llegó a Asunción y me avisaron del INDI (Instituto Indígena), que había una persona, –Sánchez Palacios, su nombre cristiano– que estaba muy mal.

Yo me fui y vi que estaba con mucha fiebre, llamé al médico y me dijo que iría a verlo, pero que le diera Novalgina para bajarle la fiebre y que él lo vería a primera hora de la mañana. Al día siguiente fue el médico y ya no estaba el indígena.

Cuando le preguntaron qué había pasado dijo que él ya estaba curado, que ya lo había visto el médico. El médico se sorprendió y preguntó que qué medico, y este hombre contestó que el doctor Ticio.

Con esa Novalgina que yo le di se curó y volvió tranquilamente. Esa anécdota te habla un poco de la fuerza del principio chamánico, en la que uno confía en una persona, y la medicina puede ser un cántico, puede ser algo muy fuerte. Él se sintió confiado, el doctor Ticio me vio y tomó el barco….»

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