Texto y fotos: David Gustavo López
ENRAMADAS DE RONDA Y DE AGUINALDO
Una tradición navideña muy arraigada en la provincia de León, aunque actualmente se ha perdido en muchos pueblos por causa de la despoblación rural, es la de colocar sobre la fachada de cada casa un ramo elaborado con plantas propias de la época o con la rama de un árbol de hoja perenne: pino, acebo, carrasco, laurel, hiedra o romero. Esta tradición, que normalmente corre a cargo de los mozos o de los quintos y que forma parte de los rituales de rondar a las mozas o de pedir el aguinaldo –hoy mantenidos como pura remembranza o sustituidos, en el caso del aguinaldo, por una recaudación para la fiesta-, tiene, sin embargo, un origen muy antiguo, tal vez pagano y enraizado con ritos solsticiales del invierno que pretendían atraer hacia el hogar a los espíritus protectores y fertilizantes que residen en la vegetación, siendo ésta la razón por la que, en no pocos pueblos, los ramos se colocan en primavera o a principios del verano –con frecuencia se ha trasladado a la víspera de la fiesta patronal- y no en Navidad, en coincidencia con el renacer de la vegetación.
Es frecuente que los mozos reserven el ramo más grande y bonito para emplazarlo en la espadaña de la iglesia o junto a su puerta, con el argumento de que “la Virgen es la primera moza del pueblo y su familia, la Sagrada Familia, la más importante”, según explicaciones recogidas en algunos pueblos.
EL RAMO DE NAVIDAD
De la tradición de colocar el ramo en las casas (enramada) es probable que surgiera una de las expresiones más bonitas de la religiosidad popular leonesa: el canto y la ofrenda del ramo, celebrada por Navidad en la iglesia del pueblo, aunque también es frecuente que se haga en honor del patrón o patrona de la localidad o de cualquier otro santo con motivo de algún ofrecimiento devoto.
ADORNOS DE LOS RAMOS
El ramo era en su origen una sencilla rama de árbol (de hoja perenne en los de invierno), de la que se colgaban algunos adornos y ofrendas, tal y como aún se sigue haciendo en algunos lugares. Sin embargo, en la mayoría de los casos el ramo evolucionó hacia formas más sofisticadas, sustituyendo la rama soporte por un armazón de madera, dotado con un mástil para su izado y transporte procesional, que se engalana con pañuelos de seda, velas, cintas de colores, rosquillas, frutas y otros dones de ofrenda, colocándose en su extremo superior un motivo vegetal –pino, laurel, hiedra, acebo y romero son los habituales en Navidad-, que es esencia del ramo propiamente dicho.
La variedad de los ramos, tanto por la geometría de su armazón como por el tipo de ornamento, ha dado lugar a distintas tipologías, con características propias en cada zona, que enriquecen y elevan el valor etnográfico de esta bellísima tradición leonesa.
EL CANTO DEL RAMO
El ofrecimiento y canto del ramo suele hacerse después de la misa de Navidad, Año Nuevo o Reyes.-cada pueblo tiene acostumbre en una fecha-. Un mozo es el que lo porta, mientras que las mozas componen el coro y cantan las letrillas especialmente concebidas para la ocasión. Primero, a la puerta de la iglesia, se pide licencia para entrar, como en éste de Peñalba de Santiago, en El Bierzo:
Para empezar a cantare
a todos pido licencia,
y primero al señor cura
que es el que manda en la iglesia.
Después, la comitiva avanza hacia el altar y, a cada paso, los versos van relatando los hechos acontecidos en torno al nacimiento del niño Jesús:
Hoy, día de Nochebuena,
día de mucha alegría,
para cantar este ramo
a José y a María
Al final, ya en el presbiterio, se canta la ofrenda y, tras hacer una petición, se da la despedida. En algunas comarcas era tradicional incluir algunas estrofillas que satirizaban sucesos locales ocurridos durante el año.