21 noviembre, 2024

Los viajes son para disfrutar y desconectar de casi todo: de trabajo, estudio o quehaceres cotidianos. Vais a decir que para esto usamos nuestros días de vacaciones. ¿Pero qué pasa con el resto del año? ¿No necesitamos desconectar? ¡Pues, claro que sí! Y lo mejor que podemos hacer es preparar una pequeña ruta turística que nos permita disfrutar visitando lugares llenos de historia y leyendas en un día.  

Hoy queremos ofreceros una ruta que la sociedad Española de Antropología y Tradiciones Populares ha realizado el sábado pasado.

Saliendo de Madrid nos dirigimos a Garcinarro, la capital del municipio de El Valle de Altomira, en la provincia de Cuenca para visitar el Yacimiento de La Cava.  Al empezar el camino lo primero que vimos es “La cabeza de serpiente”, promontorio rocoso natural en el que podemos observar cuatro marcas en la parte superior, probablemente hechos por un cincel. La serpiente en el mundo celtibero era un animal de gran simbología religiosa asociado a las divinidades celtas como los dioses Cernunnos  o Tarranis.

Pasamos por delante de un altar de sacrificios

y subimos hasta el eremitorio, un lugar solitario que antiguamente habitaba un eremita.

Siguiendo con nuestra ruta llegamos a un santuario asociado a la cultura ibérica que al estar tallado en la roca se conserva en buen estado las tres estancias rectangulares, paralelas y orientadas a poniente.

Al salir del yacimiento de la Cava, nos dirigimos a Huete para visitar las minas romanas de Lapis Specularis. El Lapis Specularis es un yeso cristalizado que los romanos usaron como cristal para las ventanas durante los dos primeros siglos de nuestra era, hasta que se inventó el vidrio. Según Plinio el Viejo el mejor Lapis Specularis de todo el Imperio Romano se encontraba a 100.000 pasos alrededor de la ciudad de Segóbriga, y dentro de esos 100.000 pasos se encuentran las minas de Lapis Specularis de Huete.

Continuando nuestra ruta llegamos al pozo airón de la Fuente Redonda de Uclés que se encuentra en lugar público con unas cuantas mesas, bajo los árboles, a modo de merendero. Antes de entrar al recinto vemos una copia de ara votiva descubierta en este lugar a mediados del Siglo XIX con una inscripción en latín que dice: “Al dios Airón, lo hizo la familia Usetana del pago Oculense, procurándolo Cayo Titinio Crispido”.

Se sabe que este manantial, del que dicen nace el río estuvo consagrado a este importante dios céltico infernal o de inframundo, que tantas huellas ha dejado en la toponimia ibérica dando nombre, sobre todo, a pozos, simas, fuentes y lagunas.

Tras una comida campestre al lado del pozo airón nos dirigimos al Monasterio de Uclés que por su magnificencia le llaman El Escorial de la Mancha que fue la casa madre de la Orden militar de Santiago. Por una parte es convento y por la otra castillo.

La construcción del monasterio se inició el 7 de mayo de 1529, durante el reinado de Carlos I. En el último cuarto del siglo XVI, comenzó la construcción de la Iglesia de estilo Herreriano. Las obras finalizaron en 1735, bajo el reinado de Felipe V. El artesonado de su refectorio, tallado en madera de pino melis, está compuesto de 36 casetones que corresponden a 36 bustos de maestres, priores y caballeros de la Orden de Santiago.

Destacan entre ellos, el dedicado a Don Álvaro de Luna que en lugar de esfinge, contiene una calavera coronada y rodeada de una inscripción, “vosotros nobles barones, sabed que a nadie perdonó”, referida a la muerte, y el del rey Carlos I, que ocupa el lugar central con sus atributos imperiales: una espada y un orbe.

Y para terminar nuestra ruta increíble visitamos la ciudad romana de Segobriga,  el centro cultural, administrativo y minero de una amplia zona del centro peninsular. La vida de la ciudad y sus transformaciones estuvieron ligadas principalmente a los trabajos mineros de Lapis Specularis. Todo cambio con el descubrimiento de vidrio y como otras ciudades romanas termino por desaparecer pero debido a encontrarse aislada sobrevivió al espolio y ha llegado a nuestros días para que hoy podamos disfrutar de ella.

Viajar es un placer, aprender es un gozo, ver y sentir es lo mejor que nos puede pasar. Espero que algún día os animáis a visitar estos lugares.

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