Por Mercedes Pullman
Imagenes: Chris Aubeck y Mercedes Pullman
Resulta curioso conocer la obra de un pintor viendo las ruinas de una ermita perdida en el campo de Extremadura. Pero así son las cosas. Estoy hablando de Juan de Ribera.
No he encontrado mucha información sobre la vida de este pintor extremeño. Por lo visto, existe poca documentación sobre su vida y obra. Sólo encontré una mención en el libro “Ayuntamiento y familias cacerenses” escrito por Publio Hurtado (1918) que versa: “Hacia 1560 teníamos en Cáceres un pintor llamado Juan de Ribera, que ignoro qué obras produjo” (pág. 718).
Los especialistas suelen reconocer la autoría de sus obras por las características estilísticas del pintor o por la firma del autor en ellas y reconocen su largo período de actividad en la provincia de Cáceres (1565-1585) destacando: la ermita de San Jorge (Cáceres), Mata de Alcántara, Portaje, Torrejoncillo , Villa del Rey y Portezuelo.
A pesar del descenso demográfico producido por la peste en el Siglo XVI, los mecenas de la Villa de Cáceres seguían encargando las obras artísticas. En esta época, muchos territorios extremeños estaban contralados económicamente por la Orden de Alcántara. Uno de los ejemplos de este poder económico son las numerosas ermitas construidas en las dehesas particulares, decoradas con las pinturas murales.
En mi viaje a Cáceres me desoló el estado deteriorado de la Ermita de San Jorge situada en la dehesa “Los Mogollones”, a 12 km. de la capital cacereña.
Creo que el primer autor que la cita como tal fue don Tomás Martín Gil en la Revista del Centro de Estudios Extremeños en el artículo “Excursiones a viejas ermitas” “Pinturas al fresco” en 1936. Es evidente que se trata de una ermita particular erigida por la familia noble Mogollones, ya que está situada en su dehesa y en frente de la “Torre de Mogollones”.
La ermita es pequeña, y esta dividida en cuatro grandes arcos apoyados en fuertes muros, engarzados en el terreno aprovechando una hondonada cubierta de agua el mayor tiempo del año. En pleno agosto no había agua.
En su techado se utilizaron grandes piedras graníticas apoyadas sobre arcos transversales.
Sólo se ha salvado una de las cuatro partes que corresponde al coro y cuya superficie frontal está cubierta con frescos que representan escenas bíblicas, por encima de las cuales podemos observar inscripciones en letra gótica compuesta por tres renglones, que contienen los versículos correspondientes a las escenas bíblicas.
En la parte izquierda se nos ofrece la llegada de los tres caballeros a los que Abraham arrodillado parece haber reconocido como emisarios divinos y los adora.
En otra escena vemos la hospitalidad de Abraham hacia sus huéspedes ofreciendo comida.
El lado derecho del coro esta decorado con las escenas de aparición de Yaveh a Abraham en el encinar de Mambré y la Bendición de Isaac a Jacob, preconizando la llegada del Mesías.
La entrada a la ermita está destruida, pero viendo el conjunto se puede apreciar que se trataba de una puerta con arco de medio punto. En esta zona se conservan restos de pintura mural formada por ángeles. En la sala casi no se conservan restos pictóricos.
Solo puedo suponer que esta zona estaba cubierta por bóveda de arista y decorada con los cuatro evangelistas, ya que el único resto conservado representa a San Lucas acompañado de su símbolo parlante, el buey.
En los muros inferiores destacan figuras de santos mártires Santa Lucia y Santiago vestido de peregrino.
Santa Lucía representa el triunfo de la virginidad sobre el pecado, con bello rostro y largos cabellos rubios. La pude reconocer porque va acompañada de sus atributos característicos que corresponden a la leyenda, según la cual se arrancó los ojos y los envió en un plato a su desposado, mientras que con la mano izquierda sostiene una palma que hace referencia al martirio.
Creo que la segunda figura es Santiago con el hábito de peregrino porque lleva atributos muy característicos, como el bordón (bastón de peregrino), la vestidura de cuero que tiene sobre los hombros y el turbante con conchas y espinas que cubre su cabeza. El turbante puede desorientar a muchos, pero tiene su explicación. El turbante es propio de los pueblos orientales en los que Santiago desarrolló sus primeras diligencias apostólicas; las espinas que lo adornan son símbolos de “sufrimiento, tribulación y pecado” y la concha simbolizaba a los que peregrinaban a Compostela. Creo, que lo que intentaba representar Juan de Rivera es a Santiago en su peregrinar de Oriente a Compostela.
Lo que más impresiona en esta ermita es la capilla o oratorio, no puedo asegurar su función. Es una celda con bóveda de arista totalmente decorada al fresco, aunque ya en lamentable estado de conservación. El pintor representa las dos escenas del Evangelio: el Bautismo y la Piedad.
Estas escenas se completan con el Padre Eterno en la bóveda. Dios padre ocupa el centro de la bóveda de la capilla y las cuatro pechinas que la circundan están decoradas por cuatro figuras que representan a los cuatro Padres de la Iglesia.
El sistema de la representación está centrado en la concepción del Dios Justiciero con la mano diestra levantada arengando, y señalando con el índice. En su mano izquierda sostiene una esfera, símbolo de la totalidad y la alegoría del mundo, que, como atributo del Dios-Padre viene a resaltar su poder y su dignidad imperial.
En las pechinas están los cuatro Padres de la Iglesia con sus atributos.
También esta representada la estigmatización de San Francisco de Asís.
Una de las escenas más impresionantes de la capilla es el Descendimiento o la Piedad.
Esta composición está ubicada sobre un altar pequeño que existe en la capilla, y es claramente renacentista, simétrica, inscrita en un semicírculo teniendo a la Virgen como eje central de la obra y el cuerpo ensangrentado de Cristo, en los extremos. El cuerpo sin vida de Cristo sostiene José de Arimatea, San Juan seca sus lágrimas con un pañuelo y la Virgen , con las manos entrecruzadas en el pecho ante el cadáver de su Hijo. En mi opinión, las figuras o lo que queda de ellas resaltan la ternura y el dolor
Existe debate sobre la construcción de la ermita. Algunos afirman que fue construida en el siglo XIV sobre un estanque artificial. Pero Antonio Navareño Mateos, en su libro «Arquitectura Residencial en las Dehesas de las Tierra de Cáceres» (1999) nos aclara que la fecha de su ejecución viene determinada por la firma del autor y fecha que está situada sobre una columna pequeña que separa la antecapilla del coro donde esta escrito en letras góticas: “JUAN DE RRIBERA PINTO MDLXV (1565)”.
Mercedes, Enhorabuena. Es un magnífico reportaje, muy interesante y con unas fotos estupedas.
Tenemos una España maravillosa con tesoros ocultos e inimaginables. ¿Cómo pensar que en un desolado lugar y en una ermita semiderruida se pueden encontrar estas cosas?.
Gracias por compartir
Muchas gracias, Mary. Y sobre todo por tu apoyo incondicional.