Las tradiciones populares son más que simples costumbres; son la esencia de un pueblo. En ellas encontramos nuestras historias, nuestros valores y nuestra forma de ver el mundo. Al preservarlas, no solo mantenemos viva nuestra cultura, sino que también fomentamos el sentido de pertenencia y la cohesión social.
Nuestras tradiciones están en peligro de desaparecer. Por eso nuestra sociedad decidió actuar y se puso en contacto con el alcalde de Aldea de San Miguel (Valladolid), Francisco Javier Noriega, y el teniente alcalde, Luis Gil, ofreciendo celebrar la festividad de Todos los Santos, como se celebraba de antaño.
Nuestra idea de celebrar las fistas como las celebraban nuestros antepasados ha encantado al gobierno de este pueblo. Decididamente, el interés del gobierno local en preservar y promover las tradiciones ancestrales es un gran paso. Así que, juntos, nos esforzamos convertir nuestro deseo en realidad.
Aunque la ausencia de nuestros seres queridos deja un vacío en nuestros corazones, la celebración del Día de Todos los Santos nos brinda la oportunidad de sentir su presencia. Al reunirnos alrededor del altar, encontramos consuelo y esperanza. Sabemos que su amor nos acompaña siempre y que su legado vivirá en nuestros corazones.
Al contemplar las fotografías de nuestros seres queridos, recordamos los momentos felices que compartimos y los valores que nos transmitieron. Encendemos las velas mariposas como un símbolo de nuestra conexión eterna.
Velas que se encienden, almas que se alzan,
en este altar sagrado, nuestros corazones se abrazan.
Con cada fotografía, un recuerdo que florece,
y en cada llama, un amor que nunca se apaga.
Preparamos “Gachas de Santos a Difuntos”, “Fervudo”. Una bebida típica de Bierzo hecha a base de vino con miel y especies), Buñuelos, Almitas. Ana Olivera ha preparado las “Gachas dulces”, muy típicas de este día, las “truchas de batata” de las Islas Canarias, pan de muertitos y muchos caramelos para los niños.
¡Qué momento tan especial! Terminamos la fiesta de una manera mágica, con una Queimada que preparó nuestra querida socia Paz Fernández. El aroma del licor y las hierbas se mezclaba con la alegría de la celebración, creando una atmósfera única. Para darle un toque aún más auténtico, un vecino de la aldea, que por cierto es gallego, se unió a nosotros y leyó el conjuro de la Queimada. Sus palabras resonaron en el aire, llenas de tradición y misticismo, mientras todos nos reuníamos alrededor de la hoguera, sintiendo la calidez de la comunidad y la conexión con nuestras raíces. Fue un cierre perfecto para una noche inolvidable, donde la amistad y la cultura se entrelazaron en cada sorbo. ¡Qué hermoso recordar esos momentos!
Queremos expresar nuestro más sincero agradecimiento al gobierno de la aldea por su invaluable apoyo en la salvaguarda de nuestras tradiciones. Su compromiso y dedicación han sido fundamentales para que podamos mantener vivas nuestras costumbres y legados. Cada gesto, cada recurso proporcionado, ha hecho una gran diferencia. Gracias a su ayuda, hemos podido celebrar nuestras raíces, transmitir nuestras historias y fortalecer los lazos que nos unen. Nos sentimos profundamente agradecidos por contar con un aliado tan comprometido en la preservación de lo que nos define. Juntos, seguimos construyendo un futuro donde nuestras tradiciones brillen con fuerza y sigan siendo un motivo de orgullo para las generaciones venideras. ¡Gracias por estar a nuestro lado en este hermoso camino!
Y con esta imagen nos despedimos llenos de esperanza de que estos niños continuarán nuestras tradiciones.
Ha sido un pequeño esfuerzo para, conservar algunas costumbres de nuestro patrimonio cultural inmaterial. Gracias a las autoridades y personal del Ayuntamiento de Aldea de San Miguel, a Mary Carmen de Vicente, a Mercedes Pullman y la efectiva labor de organización y coordinación de Sonia Perera este acto ha sido posible y se desarrolló con una armonía perfecta.
Que maravilla, que pena no poder haber estado, soy gallega pero vivo en Madrid, no sé si otro año podemos participar aunque no sea del pueblo.
Por cierto, se hacer unas truchas muy buenas, me enseñó mi suegra canaria.