16 septiembre, 2024

Con la llegada del otoño, las festividades se multiplican en diversas culturas alrededor del mundo. Este fenómeno no es exclusivo de España; se trata de una tradición que trasciende fronteras y que tiene sus raíces en la celebración de la cosecha y el inicio de un nuevo ciclo agrícola.

Históricamente, muchas comunidades han marcado el final del verano con festivales que simbolizan la recogida de los frutos de la tierra. En Etiopía, por ejemplo, se celebra Enkutatash, el Año Nuevo etíope, el 11 de septiembre, una festividad que da la bienvenida a un nuevo año agrícola.

De manera similar, los aborígenes guanches de Tenerife (Canarias) conmemoraban su propio Año Nuevo, conocido como Beñesmer, alrededor del 15 de agosto, coincidiendo también con la recolección de las cosechas.

Beñesmer. Obra de Josué Cabrera (c)

En el ámbito judío, Rosh Hashanah marca el inicio del año nuevo en septiembre, un momento para reflexionar y celebrar la abundancia.

Por otro lado, en la cultura hindú, el Año Nuevo se festeja dos días antes del famoso festival de Diwali, a mediados de noviembre, integrando así tradiciones agrícolas y espirituales.

Estas celebraciones no solo representan un agradecimiento por las cosechas obtenidas, sino que también son momentos de unión familiar y comunitaria. A medida que las hojas cambian de color y el clima se enfría, las festividades otoñales nos recuerdan la importancia de la conexión con la tierra y entre nosotros mismos. Así, el otoño se convierte en un periodo propicio para celebrar la vida y sus ciclos.

Otra de las festividades más destacadas es el Primero de Vendimiario, que corresponde al 22 de septiembre y representa el Año Nuevo según el calendario republicano francés. Esta celebración simboliza la recolección de la cosecha y el comienzo de un nuevo ciclo.

En el ámbito del neopaganismo nórdico, Samhain se celebra cerca del 1 de noviembre y también se considera un Año Nuevo. Este festival, que tiene raíces antiguas, marca el final de la temporada de cosechas y da paso a la oscuridad del invierno, siendo un momento para honrar a los ancestros y reflexionar sobre el ciclo de la vida.

EN MI QUERIDA ESPAÑA HAY MUCHAS FIESTAS DE OTOÑO

A mí, me gustaría celebrar todas, pero no puedo estar en muchos lugares a la vez.

El otoño en Asturias, conocido como la seronda, es una época que evoca la riqueza de las tradiciones ancestrales de esta región. En un entorno donde la vida rural ha sido el pilar fundamental durante siglos, muchas costumbres han perdurado a lo largo del tiempo, entre ellas el esfoyón o esfoyaza, una práctica que se mantiene viva en diversas localidades asturianas. La historia del esfoyón se remonta a los tiempos en que el maíz era esencial para la subsistencia tanto de las familias como de sus animales. La tarea de deshojar las panoyas (mazorcas) se convirtió en un ritual clave no solo para garantizar la supervivencia individual y colectiva, sino también para fomentar la convivencia y fortalecer los lazos comunitarios en las aldeas.

Foto de Belén G. Hidalgo

LA FIESTA DE LOS DIFUNTOS

Quiero compartir con ustedes una tradición muy especial que se celebra en España el 31 de octubre: la Fiesta de los Difuntos. Esta festividad, que combina el recuerdo de nuestros seres queridos que han partido con la celebración de la vida, es una ocasión que nos invita a reflexionar y a honrar la memoria de aquellos que ya no están con nosotros. Durante la celebración, es común regalar castañas y caramelos, dulces que se comparten entre amigos y familiares, creando un ambiente de camaradería y alegría en medio de la solemnidad. Además, la flor de crisantemo se convierte en un símbolo importante, ya que se lleva a los cementerios como ofrenda en honor a los difuntos.

Y lo que más me gusta son las mariposas del día de los difuntos que de antaño se ponían en cada casa para recordar a sus seres queridos.

La Leyenda de la Virgen de Almudena: Un Tesoro Oculto en la Historia de Madrid

La historia de la Virgen de Almudena, patrona de Madrid, está envuelta en leyendas que se entrelazan con los momentos más significativos de la historia española. Según cuenta la tradición, la imagen llegó a España gracias al apóstol Santiago durante su misión evangelizadora. Sin embargo, el relato más conocido sobre su origen se remonta al siglo VIII, en un periodo crítico para los cristianos de Toledo.

Con la inminente invasión musulmana, los habitantes de la villa decidieron esconder la venerada imagen en un hueco de la antigua muralla para protegerla. Años más tarde, tras la reconquista de Toledo por el rey Alfonso VI de León en 1083, surgió el deseo entre sus súbditos de recuperar esta reliquia sagrada. Se decía que muchos años atrás habían ocultado la imagen de Santa María de la Vega en las murallas de la ciudad.

El rey Alfonso VI, decidido a encontrarla, ordenó una búsqueda exhaustiva sin éxito. Sin embargo, hizo una promesa: si lograba conquistar Toledo, intensificaría los esfuerzos para hallarla. En un acto de fe y devoción, convocó una solemne procesión el 9 de noviembre del año 1085 para solicitar ayuda divina a través de oraciones.

En un giro milagroso del destino, durante esta ceremonia, una parte de la muralla se desprendió y reveló al mundo la imagen oculta de la Virgen. Este descubrimiento no solo marcó un hito en la historia religiosa de España, sino que también simbolizó el renacer espiritual y cultural tras siglos de dominación.

La Virgen de Almudena se convirtió así en un símbolo perdurable para los toledanos y posteriormente para todos los madrileños. Su historia es un recordatorio del poder del fervor colectivo y la importancia de las tradiciones que han forjado la identidad cultural española a lo largo del tiempo. Hoy en día, su festividad se celebra con gran devoción cada 9 de noviembre, atrayendo a miles de fieles que rinden homenaje a esta figura emblemática.

Potes Celebra la Fiesta del Orujo: Un Viaje a las Raíces de la Tradición

El segundo fin de semana de noviembre, Potes se convierte en el epicentro del orujo con la celebración de su emblemática Fiesta del Orujo. Durante este evento, las alquitaras se encienden para destilar el mejor orujo de los Picos de Europa, una tradición que se remonta al cultivo de la vid llevado a cabo por los monjes en los monasterios de la zona durante la Alta Edad Media.

La fiesta atrae a numerosos visitantes que llegan a la comarca lebaniega para disfrutar de un ambiente festivo lleno de sabor y cultura. Productores locales y cofradías gastronómicas se dan cita para ofrecer sus mejores elaboraciones, permitiendo a los asistentes degustar una amplia variedad de orujos y otros productos típicos de la región.

Uno de los momentos más esperados del evento es la entrega del galardón “La Alquitara de Oro”, que reconoce al mejor orujo del año. Este premio no solo destaca la calidad del producto, sino que también pone en valor el esfuerzo y la dedicación de los productores locales que mantienen viva esta tradición.

La Fiesta del Orujo no solo celebra una bebida, sino que también rinde homenaje a un patrimonio cultural que ha sido transmitido de generación en generación. Con música, danzas y actividades para toda la familia, Potes se transforma en un lugar donde el pasado y el presente se entrelazan, ofreciendo una experiencia única para todos aquellos que deseen sumergirse en el mundo del orujo y disfrutar de la hospitalidad lebaniega.

La Castañada: Una Tradición Otoñal que Celebra el Regreso del Frío

Con la llegada del otoño, las calles de muchas regiones del norte de España se llenan de vida y aroma a castañas asadas. La Castañada, también conocida como Magosta o Gaztainerre, es la fiesta por excelencia que marca el cierre del ciclo estival y da la bienvenida a los meses más fríos. Este evento popular se celebra en diversas comunidades, desde Galicia hasta Cataluña, donde la figura de la castañera se ha convertido en un símbolo entrañable de esta tradición.

Las castañas, ricas en calcio y perfectas para calentar el organismo ante los primeros síntomas del frío, son el protagonista indiscutible de esta festividad. En Cataluña, incluso, se han creado canciones infantiles que celebran la llegada de la temporada de castañas, reflejando su importancia en el imaginario colectivo.

La Castañada está estrechamente vinculada al Día de los Difuntos, celebrado el 1 de noviembre. Según las leyendas populares, hace siglos las campanas de las iglesias sonaban sin cesar para avisar a la comunidad de que era momento de rezar por los difuntos. Este día, lleno de esfuerzo y ajetreo, culminaba con una comida en comunidad donde las castañas eran las protagonistas. Ya en el siglo XVII, este hábito comenzó a popularizarse y surgieron los primeros puestos ambulantes dedicados a la venta de castañas.

Hoy en día, cada otoño, las castañeras llenan las calles con su característico aroma a castañas asadas, ofreciendo un cálido refugio ante la bajada de temperaturas. La Castañada se celebra tradicionalmente en Cataluña, Aragón, Valencia y las Islas Baleares el 31 de octubre, víspera del Día de Todos los Santos. Esta fiesta no solo es una celebración gastronómica; es un momento para compartir en comunidad y recordar tradiciones que han perdurado a lo largo del tiempo. Así, con cada bocado de castaña asada, se revive una herencia cultural rica y vibrante que une generaciones pasadas y presentes.

La Romería de San Eugenio: Una Tradición Madrileña que Celebra la Recolección de Bellotas

Cada 15 de noviembre, El Pardo (Madrid) se viste de fiesta con la celebración de la Romería de San Eugenio, también conocida como la romería de la Bellota. Este evento tiene lugar en las cercanías de la ermita del Cristo de El Pardo, un lugar emblemático que atrae a numerosos romeros en busca de una conexión con la tradición y la naturaleza.

La historia de esta romería se remonta a mediados del siglo XVII, cuando se otorgó un permiso real para recolectar bellotas de las abundantes encinas que rodean el Real Sitio del Pardo. Según cuenta la leyenda popular, el rey Felipe IV, durante uno de sus paseos por estos terrenos vedados, se encontró con un hombre que recogía bellotas para su sustento. Conmovido por su situación, el monarca decidió permitir que, desde entonces, cualquier persona pudiera recoger bellotas en El Pardo cada 15 de noviembre.

Así nació la Romería de San Eugenio, convirtiéndose en la última romería campestre del año en Madrid, precedida solo por la festividad de San Blas. El punto de encuentro habitual es el convento del Cristo, donde se encuentra la venerada imagen del Cristo yacente de El Pardo.

hemos estado en celebración de esta fiesta y hemos llevado unas recetas impresionantes de cocina con bellotas.

La romería de las bellotas de encina carrasquera, una celebración con profundas raíces en la comunidad, se vio interrumpida durante la Guerra Civil Española, ya que el área se convirtió en parte del frente de combate. Posteriormente, en 1940, con la transformación del Palacio de El Pardo en la residencia oficial del jefe del Estado, el interés por esta festividad comenzó a decaer.

Sin embargo, a finales del siglo XX, la romería resurgió con renovado fervor. La celebración se reinstauró en el distrito de Fuencarral-El Pardo, donde se lleva a cabo un pregón festivo que marca el inicio de las actividades. Este evento tiene lugar en un calendario móvil, generalmente entre el 15 y el 30 de noviembre, permitiendo así que los vecinos y visitantes se reencuentren con sus tradiciones y celebren juntos esta emblemática festividad. La romería no solo representa una oportunidad para disfrutar de la cultura local, sino también un símbolo de resiliencia y continuidad en la historia de la comunidad.

Durante esta jornada festiva, los asistentes no solo participan en la recolección de bellotas, sino que también disfrutan de actividades al aire libre y celebraciones comunitarias que fomentan el espíritu festivo y el sentido de pertenencia a una tradición arraigada en la cultura madrileña. La Romería de San Eugenio es así un recordatorio del valor histórico y cultural que poseen las tradiciones locales, uniendo a generaciones pasadas y presentes en una celebración llena de significado.

Con el suave susurro del viento y el crujir de las hojas bajo nuestros pies, el otoño ha llegado para envolvernos en su cálido abrazo. Es tiempo de disfrutar de los colores dorados y rojizos que pintan nuestros paisajes, de compartir risas alrededor de una taza de chocolate caliente y de crear recuerdos inolvidables con aquellos que más queremos.

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