Seguramente el escocés Thomas Campbell fuese el que más se acercase a resolver ese misterio de la expiración cuando sentenció “No es morir el vivir en los corazones que dejamos tras de nosotros”. Constatando la gran estima suscitada por José Ramón, he recordado la afirmación de este poeta, historiador y periodista, seguramente elaborada al ser testigo de la batalla de Hohenlinden.
Aunque esta literatura que hoy comparto suele extremarse y hasta falsear el elogio al protagonista, quiero dejar claro, que he aprendido a no mentir y no voy a decir nada de José Ramón que no sea veraz, por lo menos mi verdad. Era un esposo, padre y hermano modélico. Era un buen amigo: a todos nosotros nos llega el dolor de su familia y nos sentimos muy cerca de su mujer, Sandra y de sus hijos, Alejandro, María y Thais.
Además de su activa presencia en nuestras conferencias, he tenido la fortuna de haber conocido más de cerca a José Ramón en los viajes organizados por la Sociedad Española de Antropología y Tradiciones Populares de la que era socio, junto a la Sociedad Española de Parapsicología. Quiero destacar especialmente nuestra convivencia en el Crucero de Rusia (2009), en Israel (2011), en los Países Bajos (2014) y en la travesía por el río Ródano (2015). En ellos tuve la suerte de descubrir aspectos suyos insospechados por mí.
Era un melómano, entusiasta amante de la ópera, como descubrimos en una relajada conversación en que reveló aspectos que nos dejaron impresionados. Otra de sus aficiones era la naturaleza que disfrutaba al máximo en su casa de Sanabria, rodeado de una vegetación paradisiaca. Aprovechaba también sus estancias allí para conocer más íntimamente a sus amigos, invitándoles a convivir con él en aquel maravilloso entorno ¡Disfrutaba tanto que compartiesen con él la recolección de setas!, era un experto en su búsqueda. Entre sus inclinaciones intelectuales estaba la lectura, de la que se puede asegurar era un acérrimo consumidor. En una conversación que mantuve con él sobre política internacional descubrí que también era un gran experto; luego supe que era un profesional muy bien valorado. Así era él por dentro en lo que yo puedo asegurar.
Otro aspecto de José Ramón era su especial sentido del humor; no dudaba en la intimidad en ponerse un gorro divertido o un disfraz esotérico para disfrutar con sus amigos.
Desgraciadamente, la Covid-19 creó un mártir cuando le quedaba toda una vida por delante. Termino donde inicié el recuerdo que creo se merece José Ramón, con la cita del polígrafo Thomas Campbell, y que seguro le gustará ver allí donde se encuentre su alma:
“No es morir el vivir en los corazones que dejamos tras de nosotros”
¡Así te recordaremos!
Ramos Perera. Periodista. Presidente de Honor y fundador de la Sociedad Española de Parapsicología. Presidente y fundador de la Sociedad Española de Antropología y Tradiciones Populares.
Fantástico Ramos , no es posible retratar mejor la personalidad de Joserra , me ha emocionado. . Muchas gracias.
Ramos entrañable texto. Si, era un melómano, en tu homenaje quiso dirigir el coro de insurrectos indómitos con santa paciencia y gran formación musical. Era un encanto de hombre. En mi corazón y mi memoria estará vivo
Os agradecemos de corazón el respeto a nuestro silencio y dolor de estos días. Toda la familia hemos sentido el afecto y cariño de todos los que habéis compartido de corazón su recuerdo.
Gracias a Mary, Ramos, Paco Mora y todos los que habéis hecho este entrañable In memoriam.
Menuda tristeza hemos sentido todos los que tuvimos la suerte de conocer y trabajar junto a Jose Ramon Nadal al enterarnos de su fallecimiento.
Fue un estupendo compañero de trabajo, trató siempre a todos con respeto y afecto y su sentido del humor arrancó siempre una sonrisa en los que estábamos cerca de él.
Descanse en paz