En mi último viaje a Grecia pasando por una carretera de Kalambaka vi algo muy raro en una de las montañas. En medio de la pared había un orificio con cosas extrañas. Pedí a mis amigos para que parasen para poder hacer la foto.
Me quedé tan impresionada que tuve que preguntar a los vecinos del pueblo que era aquello. Y resulta que es la Cueva de San Jorge. Me contaron que según la leyenda un leñador del origen musulmán estaba cortando los árboles y uno de ellos al caer le lastimó gravemente. Cuando llegó su mujer a traer la comida vio que su marido estaba muriendo. Los vecinos del pueblo aconsejaron a la mujer que la única solución era rezarle al Santo y esperar que él obre un milagro. Entonces, la mujer imploró a San Jorge que salve la vida a su amado marido y como era de la familia humilde no tuvo nada que ofrecer al Santo, a cambio le ofreció su objeto más preciado, el pañuelo con el cual se cubría su cabeza. Su marido se salvó milagrosamente, y desde entonces, cada 23 de abril los mozos del pueblo escalan la montaña para subir los pañuelos de las mujeres con sus mensajes y deseos escritos para que San Jorge les ayude y, tal vez, cumpla sus deseos.
Esta tradición se celebra desde hace 300 años. Una maravillosa costumbre…