29 abril, 2024

Se acerca la fiesta que le gusta a los niños y los mayores. Las calles se llenan de la gente disfrazada, y los caramelos caen a raudales. Los románticos hablan de Samhain, una festividad de otoño llena de magia. ¿Pero qué sabemos de esta fiesta? ¿De verdad es tan mágica? ¿O es una tradición ancestral que cubría la tierra con la sangre humana?

En los albores de la historia, la festividad que conocemos como Halloween tenía raíces profundas en las antiguas tradiciones celtas. Esta celebración, conocida como Samhain o Samagín, se remonta a tiempos milenarios, cuando los druidas, los sabios y sacerdotes de la Britania celta, se esforzaban por apaciguar al temible dios de la muerte.

En esta ancestral tradición, los druidas danzaban alrededor de fogatas, buscando ahuyentar a los malos espíritus y realizaban sacrificios humanos en un intento por conectarse con los dioses y pedir ayuda para las almas de los fallecidos. Esta festividad era considerada un momento propicio para honrar y pedir por las almas de los fallecidos, así como para practicar la magia y las artes adivinatorias. Los druidas de la antigua Britania celta, creían tener la capacidad de prever el futuro utilizando plantas, frutas, animales y, en ocasiones, realizaban sacrificios humanos en honor a los dioses. Al amanecer del día siguiente, los druidas interpretaban auspicios para el próximo año de la comunidad, basándose en las cenizas y restos de los huesos calcinados. Esta última práctica, aunque increíblemente bárbara y cruel, formaba parte de las creencias de aquellos tiempos.

Sin embargo, estas prácticas bárbaras atrajeron la atención de las legiones romanas, que decidieron poner fin a estas costumbres a partir del siglo I d.C. Con el emperador Claudio a la cabeza, los romanos prohibieron esta festividad, intentando civilizarla y reemplazar los sacrificios humanos por efigies. Incluso intentaron transformarla en la fiesta de Pomona, en honor a la diosa de las manzanas y el otoño. A pesar de estos esfuerzos, las antiguas creencias persistieron en la memoria del pueblo.

Con el tiempo, la Iglesia Católica intentó asimilar esta festividad pagana. En el año 610, el Papa Bonifacio IV intentó establecer la fiesta de los «Mártires Cristianos» el 13 de mayo, pero esta medida no tuvo mucho éxito. Fue en el siglo VIII d.C. cuando el Papa Gregorio III decidió cambiar la fecha al 1 de noviembre, coincidiendo así con la celebración de Samhain. Más adelante, el Papa Gregorio IV amplió esta celebración, incluyendo a todos los santos del panteón cristiano.

Hoy en día, durante la noche de Halloween, estas oscuras y sanguinarias tradiciones han caído en el olvido, dando paso a una celebración más ligera y festiva. Aunque las raíces de la festividad siguen conectadas con el pasado ancestral, la noche de brujas se ha transformado en una ocasión para el entretenimiento, los disfraces y los dulces, alejándose por completo de las sombrías prácticas mágicas y los sacrificios humanos que alguna vez caracterizaron esta festividad.

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