8 noviembre, 2024

El día menos esperado pude ir a una excursión que se grabaría en mi memoria para siempre. El escritor y gran divulgador de la «España Mágica», Jesús Callejo me invitó a una visita que organizaba con un grupo muy reducido a la Fuente Grande de Ocaña. Pudimos disfrutar de este enclave mágico gracias a la colaboración de la concejal de Educación y Cultura de Ocaña, Cristina Villanueva.

Desde hace años, esta fuente está cerrada al público por derrumbamientos. El Ayuntamiento de Ocaña formalizó la primera fase de las obras de restauración de la Fuente Grande, uno de los siete Bien de Interés Cultural del municipio. La Fuente Grande, construida entre 1573 y 1578, tiene una forma rectangular y se compone de dos áreas principales: la fuente en sí y los lavaderos. La fachada de la fuente abarca unas dimensiones de 62 por 55 metros y está adornada con una amplia galería de piedra cubierta. Esta galería, de estilo austero, pero refinado, se caracteriza por veinte pilastras de orden toscano hechas de sillería, que sostienen arcos adintelados. Las paredes interiores están construidas con ladrillos, al igual que los arcos y bóvedas que cubren la galería y de donde emanan las aguas que provienen de ambos lados del valle.

La construcción de la Fuente Nueva, también conocida como Fuente Grande, se llevó a cabo aproximadamente entre los años 1573 y 1578, durante el reinado de Felipe II. Su diseño se le atribuye el diseño a Juan de Herrera, quien fue discípulo y sucesor de Juan Bautista de Toledo. El estilo arquitectónico de esta fuente recuerda mucho a las estéticas utilizadas en la construcción de la Fuente de la Plazuela de los Caños del Peral, así como en obras reales notables como el Monasterio de San Lorenzo de El Escorial y el cercano Palacio de Aranjuez.

Antes de la construcción de la Fuente Grande, no se disponía de suministro de agua en los hogares, y la Villa obtenía su abastecimiento de agua a través de aljibes o pilas ubicados en plazas y cerca de puertas y murallas. En la Edad Moderna, las fuentes públicas reemplazaron gradualmente a los aljibes como puntos de acceso al agua para la población. Nuestra maravillosa guía, Susana Redondo Prieto, técnica de la oficina de turismo, nos contó que las fuentes se convirtieron en lugares donde la gente acudía no solo a recoger agua, sino también para socializar, intercambiar noticias y chismes de la comunidad. La mayoría de estas fuentes públicas fueron construidas por iniciativa de las autoridades locales, aunque el patrocinio real también desempeñó un papel destacado.

Los lavaderos están separados de la fuente principal por una sólida muralla y se accede a ellos a través de una escalera de sillería de dos tramos. Este patio rectangular empedrado contiene dos pilones de sillería similares y paralelos, que servían como lavaderos públicos en su época.

Pero sigue siendo incomprensible la magnificencia de esta obra hasta que te adentras en sus pasadizos subterráneos. Parece que esta fuente, aparte de las características notables que sugieren un significado tanto funcional como ritual en su estructura. Este monumento acoge una serie de piletas, que se pueden considerar auténticos altares acuáticos. Estas piletas son abastecidas por una compleja red de captación de aguas subterráneas, provenientes de la vasta Meseta de Ocaña. Este sistema, conocido como Qanat o ‘Viaje del Agua’, constituye un laberinto de galerías subterráneas con en algunos lugares parecen de las épocas romanas, árabes y medievales. Estas galerías subterráneas han sido reutilizadas y adaptadas de manera magistral durante el Siglo de Oro para dar vida a la fuente.

No me abandona el pensamiento de que para hacer la ruta de agua bastaría con una construcción simple de piedra, pero en vez de eso me adentré en un mundo subterráneo lleno de enigmas. Tal vez, este lugar podría haber sido un camino de iniciación, con su pila de purificación, y otra bautismal.  

Estos bautismos podrían haber estado relacionados con creencias consideradas peligrosas y prohibidas en aquella época, lo que añade una capa adicional de misticismo a la fuente. No lo puedo asegurar, pero mientras caminaba por estos pasadizos, por una franja estrecha entre dos canales de agua, estaba pensando que, gracias a la simbiosis química entre el agua, el aire y la luz en este entorno, se podrían haber llevado a cabo prácticas de carácter ceremonial que vinculaban estos tres elementos de manera significativa. Tal vez esta construcción obedece a los planes de la Congregación de la Nueva Restauración, una entidad cuasi secreta que estaba convencida de la inminente invasión que España, que reinaba Felipe II, creada por D. Alonso de Mendoza. Todo puede ser o no ser, y hoy, solo nos queda imaginar lo que pasó entonces…

Y por fin llegamos a un pasillo estrecho sin iluminación. Ayudados con las linternas de nuestros teléfonos móviles, atravesamos una galería de 50 metros que parecía interminable y llegamos a la llamada la «sala secreta». Una estancia cuadrada con bancos de piedra apoyados en las paredes, con una hilera de agua corriente en el medio. Me senté allí y sentí macha paz. No sé como, pero sabía que este lugar servía de retiro espiritual. En este recóndito lugar del mundo, sentada en el banco de una cueva rodeada de agua, entendí que la vida es mucho más simple de la que imaginamos.

1 thought on “Inolvidable visita a la Fuente Grande de Ocaña

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