28 marzo, 2024

ANTIGUOS MENÚS NAVIDEÑOS

Fue en el siglo IV cuando se sincretiza la festividad romana del Sol Invicto con la Natividad de Cristo.
La importancia litúrgica del 25 de diciembre se subraya con el Adviento, época de preparación espiritual a la espera del nacimiento del Niño Dios

Veamos ahora unos cuantos ejemplos de como eran las comidas habituales de los españoles de antaño en Navidad.

En el siglo XVIII se decía que “a fuer de Nochebuena, la colación se hace cena”, porque se relajaban las costumbres de la vigilia
En el relato cómico de 1790 “Colación y cena a un tiempo que en la Noche-Buena hicieron dos payos en una casa de Madrid” nos ofrecen los menús: “se cenaba un 24 de diciembre ensalada con granada, lombardas, remolachas, peras cocidas, cardo en salsa, sopa de almendra, jalea, perada (dulce de peras), turrones “y demás inferior cascajo”.

La llegada del ferrocarril permitió repartir por toda España alimentos que hasta entonces habían sido únicamente locales o caros de conseguir, como mazapanes toledanos, polvorones y mantecados andaluces, pescados y marisco cántabros, turrones y uvas de alicantinos, jamones onubenses, embutidos extremeños… El menú navideño se estandarizó en las grandes ciudades, perdiéndose a lo largo del siglo XX la costumbre de presentar a la mesa platos autóctonos.

Según datos recogidos de un antiguo libro de gastronomía las comidas típicas de las familias de clase media, en algunas de las regiones españolas, eran estas.

En Andalucía nunca faltaron los aperitivos, seguidos de un caldito con jeréz o un sopa de picadillo y como plato principal  pavo o carrilladas trufadas, y por supuesto dulces postres de influencia árabe

 

En Aragón se comía cardo con bechamel y nueces, bacalao ajoarriero, ternasco y la sopada de Navidad (pan, avellanas, azúcar, canela y cebolla), el vino quemado con fruta, los pasteles de calabaza y los crespillos.

En Cantabria tradicionalmente guisaban el pollo campurriano, los caracoles a la montañesa y las tostadas (torrijas).

En Castilla y León (Castilla La Vieja) abundaban las comidas a base de puerros, embutidos de cerdo, sopa de ajo, migas canas, lechazo, cochinillo o cabrito, chocolate de Astorga y turrones de La Alberca.

En Castilla La Mancha (Castilla La Nueva) eran las perdices estofadas o escabechadas, el contundente morteruelo, el pisto con bacalao, el arroz con pata de cerdo y por supuesto los mazapanes toledanos.

En Cataluña no podía faltar la escudella, carn d´olla y sopa de galets, además del pavo o gall dindi relleno, los canelones de Sant Esteve con sobras de Navidad, el tortell de reis o las neulas.

En Ceuta y Melilla mezclaban la cocina española y la magrebí con platos como las trenzas de Agustina, las chuparquías y el flan de almendras, además de pollo moruno, conejo en salsa de almendras o sopa de picadillo.

En Galicia siempre fue tradición la coliflor con bacalao, el capón, el marisco, las empanadas, el cocido y la compota de manzanas o peras al vino.

En Baleares gustaban saborear la sopa rellena, el capó a lo rei, la porcella rustida o lechona asada y la coca de torró.

En Extremadura se comenzaba con los embutidos y jamones de sus cerdos ibéricos, las migas y un buen asado

En La Rioja la verdura estrella era el cardo con almendras, seguido de un plato de carne: cordero, bacalao a la riojana o manitas de cordero y los típicos representantes de su golamjería o golmajía (repostería) como los mazapanes de Soto o los fardelejos (empanadillas de hojaldre rellenas de crema de almendra).

En Navarra los espárragos blancos o, al igual que en La Rioja, el cardo o borrajas con almendras, y después capón, turrón royo (rojo), guirlache, alajú, y la sopacana (leche, azúcar, canela, pan y grasa del capón).

En la región valenciana lo más típico era la sopa con pelotas (igual que los murcianos) y por supuesto los deliciosos turrones alicantinos.

En Madrid, era costumbre un plato de lombarda y el besugo al horno con salsa de piñones y sopa de almendras. En la comida del día 25 el pavo era el plato habitual y turrón de almendra.

En Asturias apostaban por el pescado, siendo el más típico el besugo y después el pixín (rape) o la crema de andaricas (nécoras), con casadielles de nuez y boroña y dulces postres

En Murcia triunfaba el caldo con pelotas, la cabeza asada de cordero, los alfajores y los cordiales

En Vascongadas se diferenciaban las comidas de los habitantes de la costa y los del interior, en ambos era tradicional comenzar con una sopa de pescado o menestra a la bilbaína y de postre intxaursaltsa o compota de manzana con frutos secos. En donde se distinguían era en el segundo plato, en las zonas costeras besugo o merluza, y en el interior bacalao a la vizcaína, al pil-pil o incluso con chocolate y nueces. Los caseríos comían olio-azak o berzas que para distinguir el día de fiesta, llevaban aceite en vez de manteca o tocino

¡Parece mentira que teniendo una gastronomía navideña tan rica vayamos todos a comer langostinos cocidos y cordero asado!

En realidad, siguiendo o no las costumbres culinarias navideñas, lo importante es reunirte con tus seres queridos y disfrutar de cada momento de este encuentro.

 

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